Me encantaría hablaros de David Martínez, conocido artísticamente como Rayden. Llevo escuchando canciones de este señor desde hace más de 5 años y podría decir que he madurado con él. Le sigo en las redes sociales y siempre estoy pendiente de las cosas que hace y de las nuevas publicaciones que realiza. Empezó haciendo canciones para subirle el autoestima a las personas (una de sus canciones más famosas es "Sastre de sonrisas", hecha en 2010); también hizo canciones de amor ("Mariposas") y, debido al GRAN éxito que tuvo, ha publicado recientemente dos libros de poesía moderna: "Herido diario" y "Terminamos y otros poemas sin terminar". Lo considero uno de mis pocos ídolos españoles.
Aquí os dejo una canción dedicado a un poema de Pablo Neruda, el cual nos quiere transmitir ciertos mensajes hacia la vida que muchas veces no tenemos en cuenta y deberíamos:
Pero realmente lo que me fascina de este hombre es su capacidad de transmitir poesía mediante sus canciones. Poesía melódica. Es más, por las calles de Madrid hay frases suyas por todos lados, pero la inmensa mayoría de ellas viene de la segunda canción que quería enseñarte que sé que te encantará si la escuchas debidamente, y no solo eso, el vídeo me parece realmente significativo y precioso:
No puede gustarme más el manejo y el juego de palabras que hace; y para ponerte un ejemplo, si tuviera que elegir una de mis partes favoritas de esta canción (aunque me costaría mucho escoger porque es increíble la canción en sí), me quedaría con: "Que he visto enamorados ojos de legañas, pero no hay mejores brindis que los que hacen tus pestañas." Quiero aclarar que a mí las canciones de amor no me llaman mucho la atención, pero este autor tiene una capacidad de transmitir emociones increíble, y es imposible no sentir con él.
Para terminar, y creo que os gustará tanto como la canción anterior, os dejo el enlace de un microcuento muy, muy simple, hecho por él pero que transmite un mensaje crucial para la vida y que no tenemos en cuenta muchas veces por miedo o por inseguridad a nosotros mismos. Solo son 2 minutos, y creedme, vale la pena.
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